Wednesday 28 December 2011

Dehang ... un pueblo cuidado por gigantes!


Empezamos a recorrer los pueblitos pequeños y nuestro primer destino fue Dehang, un lugar que no aparece en todos los mapas y donde llegar por cuenta propia y sin tour se vuelve un poco complicado. Nos toco cambiar de bus en un pueblo llamado Jishou y de ahi buscar el bus correcto que nos llevara a nuestro destino. Resulto ser que los que manejan el busesito que tomamos pertenece a la comunidad de los Miao que viven en Dehang, ellos controlan la entrada de cualquier persona que quiera visitarlos y toda la plata que entra del turismo es para ellos, cobran 60 yuan para entrar y en el bus eramos los unicos turistas que ivamos hacia alla; es mas, casi nunca nadie viene por estos lados, esta fuera las rutas populares y si de pronto aparece un grupo de turistas Chinos es porque viene solo a pasar el dia …


La proximidad a una de las mas grandes atracciones turisticas en Hunan: el parque de Zhangjiajie (el paisaje que inspiro el diseño de Pandora en la pelicula Avatar),  hace que los turistas vallan directo desde Fenghuang al parque o visceversa y todos se pasan de alto al lindo pueblito de Dehang. Esta rodeado de pináculos que me recuerdan a enormes gigantes que lo cuidan y lo protejen, el dia que nos hizo al llegar fue espectacular porque habia un cielo azul sin nubes, y con esas montañas alrededor le daba un aire de impotencia al pueblo. El bus nos dejo en la plaza que estaba mas llena de arroz secandose al sol que de gente, buses o cualquier tipo de actividad. Habia una tienda en la plaza principal y alli preguntamos por un hotelito, la señora hizo una llamada por telefono y a los 5 minutos alguien nos estaba indicando el camino por medio de callejuelas hacia una casa que tenia unas mesas (tipo restaurante) en el piso principal y unas 5 habitaciones en la parte de arriba con balcon y vista al rio … el baño quedaba en el sotano y habia que bajar escaleras a punta de linterna para llegar, aunque todo se veia limpio y la señora se veia amable, entonses decidimos parar dos noches alli.




El primer dia no nos quedaban muchas horas de luz asi que decidimos recorrer el pueblo y familiarizarnos un poco con el lugar, caminamos por sus callejuelas y en 10/15 minutos ya lo habiamos recorrido todo. Es pequeño ya les dije! Asi que pasamos el resto de la tarde tomandonos una cervecitas en la tienda de la entrada principal a ver la gente pasar y a ver como recogian el arroz al finalizar el dia.


El pueblo esa separado por un riachuelo que estaba un poco seco en esos dias, aunque me imagino que en otras epocas el rio debe crecer porque los puentes eran mas bien altos y tiene unas paredes de piedra altas a su alrededor. Las casas tambien contruidas con la base en piedra, tenia salones comunales abiertos y con estructuras hechas en madera y unos techos muy particulares de teja negra con los extremos terminando en punta. Por todo el pueblo los colores eran muy contrastantes: el gris intenso de la piedra, el amarillo del arroz secandose al sol, el verde del campo y sus montañas, el azul del cielo y el rojo de los chiles secandose al sol formaban una paleta ideal para cualquier pintor.

Tenian razon cuando alguien nos decia que el pueblo parecia como abandonado, los unicos habitantes que se veian eran ancianos y niños corriendo por todos lados. Segun descubri mas adelante, es una situacion comun en la majoria de estos pueblos donde los padres tienen que ir a las ciudades grandes a trabajar y a ganar el sustento de la familia, mientras que a los niños los dejan en compañia de los abuelos que los cuidan y los crian de pronto con costumbres un poco mas tradicionales y quizas es por ello que cuando crecen lo primero que quieren hacer es escapar e irse a trabajar a otros lares.





Cuando caia el sol, todos salian para sus casas, no habia luz en las callejuelas asi que le tocaba a uno encerrarse en su casa sin salir. Las luces de las casas se encendian, los olores de la cena empezaban a aromatizar el ambiente y despues de una merecida ducha en el sotano, nos preparabamos para cenar. Nuestra anfitriona era joven y tenia un hijo y se la pasaban viendo television toda la noche. se levantaba para cocinarnos nuestra comida (cocinaba delicioso), pero no le entendiamos nada ni nos podiamos comunicar. Tenia un menu de especialidades Miao que estaba traducido al ingles y nuestro unico tipo de interaccion se basaba en señalar lo que queriamos comer, mostrarle la cerveza que nos ivamos a tomar y esperar a que nos sirviera. Despues ella y su hijo se sentaban a mirar la tele y ni nos volvian a mirar durante el resto de la noche …

Esas noches tranquilas me parecieron extrañas, despues de vivir en la cuidad uno se acostumbra al ruido y a veces cuando cae el silencio, se empieza uno a sentir fuera de contexto y un poco como perdido e intranquilo. Es raro escuchar a los grillos cuando el sol se va acostando, despues uno que otro animal extraño al que uno no sabe distinguir hace sentir su presencia; se escucha el sonido de la gente cocinando en su wok por poco tiempo y una vez que pasa la hora de la comida, se puede escuchar el ruido lejano de la tele que vagamente llena el ambiente por un par de horas y despues de eso … nada … silencio total … hora de encerrarse, meterse debajo de las cobijas, cerrar los ojos y prepararse para el proximo dia y tomar energia para la larga caminata por el campo que pensamos retomar.


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