El vuelo desde Srinagar a Leh es uno de los mas espectaculares que he hecho, las montañas son tan altas que el avión tiene que volar a la par a través de valles y los picos nevados uno tras de otro, mirando hacia abajo se divisa una carpeta blanca enorme que poco a poco se va convirtiendo en un inmenso desierto a medida que nos acercamos a Leh. 45 minutos después cuando empieza el descenso y esta uno a punto de aterrizar en el lado derecho del avión hace su aparición un enorme monasterio incrustado en una montaña, Spituk Gompa nos da la bienvenida a un mundo diferente al resto de India, hemos dejado atrás el Hinduismo, los Sij, los Musulmanes y entramos a tierras Budistas.
Nuestra bienvenida continua con banderines de colores por toda la ciudad que usan como oraciones que el viento lleva al cielo, con una ciudad calmada donde no hay tráfico pesado, donde nadie pita, donde las vacas deambulan por su cuenta y donde la gente les da paso sin chistar, enormes Stupas que son monumentos religiosos en forma de espiral aparecen en puntos estratégicos donde los carros tienen que bordear en la dirección a las manecillas del reloj; ruedas de plegarias a las que dan vueltas para que el sonido de las campanas anuncien su oracion. Montañas enormes rodean la ciudad y a lo lejos hace su aparición la cadena montañosa de Sanskar. Debo confesar que el paisaje que rodea la ciudad de Leh es simplemente espectacular, le quita a uno el aliento, literalmente, porque uno se encuentra a 3500 mts y uno no sabe si la razón es la altura o porque todo es tan hermoso que no puedes respirar de la emoción.
El terreno es seco, el viento es frio y hay polvo por todos lados, en este momento están haciendo construcciones por toda la ciudad y nuestro conductor nos cuenta que están arreglando la ciudad para darle la bienvenida al Dalai Lama que llega en un mes y en este momento están embelleciendola. Lastimosamente a nosotros nos tocaron las calles en proceso de restauración, con la lentitud en que trabajan a mi me parece que un mes no es tiempo suficiente para terminar todos los arreglos que tienen planeados, pero seguro que con todas las oraciones y buenos sentimientos lograran el milagrito y la ciudad estará bella para tamaña ocasión.
Nos dirigimos a nuestro guest house en las afueras de la ciudad, en un área mas tranquila con una vista espectacular de las montañas, Silver Cloud será nuestro hogar durante los próximos días y nos alegra encontrar que nuestros anfitriones Sonam y su esposa Padma nos reciben con una enorme sonrisa y un amigable "julley" (pronunciese Yulee) que en idioma ladakhi quiere decir hola, adiós, por favor, y gracias. Los Ladakhis no se parecen a ninguna otra raza en la India; son bajitos, de cara redonda y una sonrisa amable. Tienen la piel dorada, cachetes rojos y profundas arrugas marcadas desde una temprana edad, producto del clima seco y la proximidad al sol; tienen miradas achinadas sin llegar a ser chinas, tienen rasgos Mongoles o quizás mas Tibetanas, bueno al fin y al cabo acá se han refugiado aquellos que lograron escapar de un sistema que quiere arraigarlos de sus creencias.
Llegar a Ladakh es entrar en un país tranquilo que vive aislado en el tiempo, donde se mantiene un estilo de vida ancestral, con una cultura rica en tradiciones y un fuerte sentimiento religioso que transmite una inmensa paz, que tal vez se deba a la combinación de las creencias Budistas con la inmensa belleza de su paisaje. Entre altas montañas, esta parte del Himalaya esconde pueblos y monasterios budistas en el borde del Rio Indo, uno de los ríos mas largos e importantes de Asia que trae a la memoria recuerdos de culturas ya extinguidas como los Arios, los Persas, Otomanos y todos aquellos que en algún momento de la historia intentaron cruzar su caudal.
Leh y sus alrededores permanece aislada durante la mayor parte del año porque durante el invierno los pasos altos en las montañas cercanas son intransitables debido a la cantidad de nieve que los cubre. Ahora que hay vuelos al menos tienen un contacto mínimo con el mundo exterior durante los meses de invierno; durante Noviembre y Mayo la gente se encierra, se dedican a orar y literalmente, a invernar. Nos toco ver el cambio radical que se respira en la ciudad cuando logran abrir paso a la carretera que lleva a Srinagar. Al principio de nuestra estadía los almacenes estaban vacíos, no había mercancía, los restaurantes solo tenían pocos vegetales, no se podía conseguir ni una gaseosa en todo el pueblo. Un día nos comentaron que el paso estaba abierto y de repente empezaron a llegar camiones cargados de productos que hicieron que la dieta cambiara, que los almacenes abrieran, que el menú variara y que las sonrisas se hicieran aun mas grandes. Por primera vez veíamos bananas, mangos y las tiendas se ivan llenando de productos nuevos, por primera vez comimos algo de carne. El hecho de que el paso abre significa que los turistas llegan, que el trabajo empieza y que el verano esta cerca. Entre Junio y Octubre, Leh se despierta.
Pero que hicimos en Ladakh? que vimos? como es el diario vivir? ... El ritmo cardiaco se volvió lento, nos adaptamos a la altitud y al ritmo tranquilo de vida; caminamos a medida que el cuerpo nos dejaba, descansamos, admiramos el paisaje y nos compenetramos con su gente, nos relajamos. Admiramos los monasterios y nos dedicamos a recorrer el área y a enterarnos un poco mas de sus tradiciones y creencias. Ladakh te llega al corazón, embellece la vista, relaja el cuerpo, te llena el alma y te enseña a sonreír; nunca en mi vida había encontrado en el planeta una tierra que inspira tanto como esta, que atrae, que te envuelve y se queda contigo para el resto de tu vida.